Cardiología

¿Qué es la parasístole y cómo se manifiesta en el ECG?

Hace tres décadas, la parasístole ventricular, debido a su deficiente estudio, se consideraba una rareza y pertenecía a las llamadas "alteraciones complejas del ritmo". Y solo en los años 80 del siglo pasado se publicó información fundamental sobre este tipo de arritmias. Sin embargo, la cuestión de la frecuencia con la que se produce la parasístole en la población sigue siendo controvertida. Es bastante difícil aclararlo debido a las dificultades para diagnosticar la patología.

Lo que es

La parasístole ventricular es un tipo de arritmia en la que, además de un sistema de regulación del ritmo que funciona normalmente, un foco patológico adicional también produce impulsos eléctricos. Esta es la razón de la formación de doble ritmo, que se manifiesta en dos formas de arritmia:

  • extrasístole (latidos cardíacos extraordinarios guiados desde el foco patológico);
  • episodios de taquicardia (aumento de la frecuencia cardíaca).

Un foco adicional de formación del ritmo se llama paracentro. Constantemente emanan impulsos eléctricos, cuya frecuencia puede variar en el rango de 20 a 60 por minuto. La parasístole ocurre no solo en pacientes con patología cardíaca, sino, ocasionalmente, en personas prácticamente sanas, e incluso en deportistas profesionales en activo.

Uno de los estudios involucró a 200 pacientes con parasístole ventricular, en el rango de edad de 17 a 77 años. De estos, la cardiopatía isquémica se detectó en el 54% de los pacientes; hipertensión - en 32%; prolapso de la válvula mitral: en el 8%; sin patologías cardíacas orgánicas - 6%.

Razones de la aparición

Todas las causas del desarrollo de la enfermedad se dividen en dos grupos:

  • cardíaco;
  • extracardíaco.

Si durante el examen no es posible encontrar ninguna razón para el desarrollo de dicha arritmia, entonces estamos hablando de parasístole idiopática.

Las causas cardíacas incluyen:

  • Insuficiencia cardíaca;
  • inflamación del miocardio;
  • defectos del corazon;
  • ataque al corazón, etc.

Extracardíaco:

  • trastornos hormonales (hipo e hipertiroidismo, patología suprarrenal);
  • sobredosis de ciertos medicamentos;
  • desequilibrio de electrolitos en la sangre;
  • trastornos del sistema nervioso autónomo;
  • hiperglucemia;
  • anemia.

Por tanto, este tipo de arritmia puede deberse a varios motivos, incluidos los que no están directamente relacionados con el corazón. Me gustaría aconsejar a una persona que ha experimentado síntomas característicos de la parasístole, sin demora, que consulte a un terapeuta o cardiólogo.

Signos y síntomas

La parasístole puede proceder sin sensaciones perturbadoras y ser detectada por casualidad durante un examen electrocardiográfico, prescrito por razones completamente diferentes.

Pero la enfermedad puede manifestarse con una amplia gama de síntomas:

  • se desarrollan ataques de taquicardia, acompañados de mareos;
  • el corazón "da vueltas y vueltas", "empuja", "se congela";
  • el rendimiento cae;
  • aumenta la fatiga;
  • aumenta la frecuencia cardíaca;
  • preocupado por la debilidad;
  • mareado;
  • mi corazón duele.

La parasístole ventricular se distingue por tres características principales:

  1. La presencia de complejos confluentes, cuya formación se basa en impulsos que emanan simultáneamente del marcapasos principal y del foco ectópico, excitando diferentes partes del músculo cardíaco.
  2. Fluctuaciones en los intervalos desde el complejo anterior hasta la extrasístole: más de 0,1 seg.
  3. La ley de la "multiplicidad", que establece que la menor distancia entre las parasístoles está asociada por una simple relación matemática con otros intervalos más largos de este tipo.

Los primeros y segundos signos se pueden detectar en el ECG con un registro más largo, pero el tercero, solo con monitoreo diario, con una decodificación más cuidadosa.

Diagnóstico: signos de ECG y Holter

Un examen completo de un paciente con parasístole ventricular incluye las siguientes técnicas:

  1. Anamnesis: familia, vida, enfermedad.
  2. Examen físico.
  3. Análisis de sangre: perfil general, bioquímico, hormonal.
  4. Análisis de orina: general.
  5. Estudios de ECG: ECG simple, bajo estrés, CMEG, EchoCG.
  6. Resonancia magnética.
  7. EFI.

En casos simples, es suficiente realizar un estudio electrocardiográfico, en el que serán visibles los tres signos específicos de patología.

La velocidad del ECG es de 25 mm / segundo. Las distancias de la onda normal a la patológica no son las mismas, y la diferencia será de más de 1/10 de segundo, lo que indica que la parasístole no está asociada con contracciones sinusales. Hay complejos confluentes, con la llegada simultánea de impulsos sinusales y ectópicos.

En la imagen, las flechas superiores indican las parasístoles, y las inferiores indican los lugares donde habrían estado si no fuera por la refractariedad (disminución de la excitabilidad) que adquiere el miocardio tras la contracción del seno.

La línea media contiene tres parasístoles seguidas, la última de las cuales es el complejo confluente.

El segundo ECG es ligeramente diferente.

En este caso, el ritmo sinusal es mucho más frecuente que la parasístole, por lo que los signos de arritmia en el ECG son diferentes. En particular, no se registran dos complejos patológicos seguidos.

Por separado, me gustaría señalar la presencia o ausencia del tercer signo electrocardiográfico de la parasístole ventricular: la ley de la "frecuencia". No siempre se detecta, o mejor dicho, solo en el 29% de los casos. Varias circunstancias interfieren con su manifestación a la vez:

  • la imposición por parte del nodo sinusal de su ritmo al paracentro (PC);
  • bloqueo de entrada o salida de la PC;
  • modulación del ciclo de trabajo del PC;
  • eliminación temporal de la PC;
  • arritmia de la PC;

Y en el 8% de los casos, el motivo de la ausencia de la tercera característica sigue sin estar claro. Debido a tal falta de fiabilidad de la "ley de la multiplicidad" en el diagnóstico de la parasístole ventricular, se puede descuidar.

Tratamiento: cuando y como

El tratamiento de la parasístole incluye no solo la normalización del ritmo, sino también la eliminación de la enfermedad que causó el trastorno.

Todas las medidas terapéuticas se subdividen en las siguientes:

  • no farmacológico;
  • medicinal;
  • quirúrgico;
  • preventivo.

Tratamiento libre de drogas

El paciente debe cambiar mucho en su vida: coma un poco de alimentos saludables, pero a menudo, hasta 6 veces al día; dejar de fumar y beber alcohol; dormir lo suficiente.

Tratamiento de drogas

Al paciente se le prescriben los siguientes medicamentos farmacológicos:

  • medicamentos que apoyan el metabolismo normal en el músculo cardíaco;
  • que contiene ácidos grasos poliinsaturados omega-3;
  • fármacos antiarrítmicos;
  • B-bloqueantes.

Los medicamentos específicos y su dosis son recetados por el médico tratante después de pasar todos los procedimientos de diagnóstico necesarios.

Cirugía

La intervención quirúrgica se lleva a cabo en presencia de indicaciones estrictas para ello:

  • mala tolerancia a la arritmia;
  • ineficacia de tomar medicamentos antiarrítmicos;
  • la presencia de complicaciones al tomar medicamentos recetados;
  • indeseabilidad del uso prolongado de medicamentos.

En estos casos, la parasístole ventricular se puede tratar con ablación por radiofrecuencia.

Acciones preventivas

Como sabe, prevenir el desarrollo de una enfermedad es mucho más fácil que tratarla. Para minimizar la probabilidad de parasístole, debe seguir las siguientes recomendaciones:

  • reducir el consumo de bebidas alcohólicas al equivalente de 30 ml de alcohol etílico por día;
  • enriquezca su dieta con hierbas frescas y platos de pescado;
  • ejercicio durante media hora diaria;
  • coma menos comidas que contengan grasas animales;
  • observar el régimen de trabajo y descanso;
  • eliminar situaciones estresantes;
  • controlar el peso;
  • no coma en exceso;
  • No Fumar.

Además, uno debe ocuparse de la prevención de enfermedades que pueden provocar el desarrollo de parasístole ventricular.

Caso de la práctica

El paciente S. de 37 años estuvo bajo supervisión ambulatoria durante varios años con un diagnóstico de parasístole ventricular. La enfermedad fue difícil de tolerar, el tratamiento no produjo un efecto visible. No fue posible identificar patologías capaces de provocar parasístole.

S. estaba ansioso y receloso. Se le pidió que consultara a un psicoterapeuta y se sometiera a EPI endocárdica. El paciente los rechazó a ambos. El ECG mostró parasístoles gástricas únicas y pareadas.

En un estado de calma, la arritmia no apareció. Al paciente se le prescribieron bloqueadores B, que fueron efectivos, pero después de suspenderlos, las parasístoles regresaron.

Una situación interesante se reveló tras el seguimiento diario. Mientras la mujer conducía tranquilamente en el automóvil, se observó un ritmo sinusal. Y ahora ella tiene un accidente, e inmediatamente hubo trigeminia parasistólica, la frecuencia cardíaca subió a 150 con taquicardia ventricular recurrente persistente paroxística.

Una vez que la situación volvió a la normalidad, el ritmo cambió a taquicardia sinusal con complejos ectópicos únicos, a diferentes intervalos frente a ellos.

Tras analizar estos datos, se cambiaron las prescripciones: se redujo la dosis de bloqueadores B y se añadió Grandaxin, un tranquilizante diurno. El efecto no se hizo esperar. Se aconsejó al paciente que consultara con un psicoterapeuta y una posible ablación por radiofrecuencia.