Dolencias de garganta

¿Por qué es peligroso el dolor de garganta si no se trata?

Para comprender por qué y cuándo se desarrollan las complicaciones de la faringitis, primero debe averiguar qué causas de la enfermedad y cómo se manifiesta. El daño a la faringe por el proceso inflamatorio ocurre después del contacto con una infección. Estos pueden ser virus, por ejemplo, adenovirus o influenza, así como bacterias (hemophilus influenzae, estreptococos).

En el 70% de los casos, la causa es un virus que infecta la mucosa de la garganta por exposición directa o como resultado de la propagación de la infección desde la nasofaringe o el árbol traqueobronquial.

Otro tipo de infección son los hongos. Están representados por Candida o el grupo de los mohos. Bajo ciertas condiciones, la inmunidad humana puede disminuir, lo que es un excelente suelo para la reproducción activa de microorganismos oportunistas. Como resultado, se desarrolla faringomicosis. Además, una infección por hongos se puede activar con una terapia antibiótica prolongada o tomando citostáticos y agentes hormonales.

La naturaleza infecciosa del origen de la enfermedad no es la única con faringitis. Su aparición puede verse facilitada por:

  • tabaquismo prolongado;
  • aire frío, seco o polvoriento;
  • lesión traumática de la membrana mucosa por alimentos sólidos o un objeto extraño;
  • bebidas calientes o heladas;
  • enfermedades crónicas de los órganos ENT, como amigdalitis o sinusitis;
  • una infección en la boca (caries);
  • trabajar en habitaciones frías y polvorientas.

De forma sintomática, la enfermedad puede sospecharse basándose en los siguientes signos clínicos:

  1. sequedad, transpiración, dolor en la orofaringe;
  2. malestar, sensación de un elemento extraño en la faringe;
  3. hinchazón de la membrana mucosa;
  4. hipertermia subfebril o febril;
  5. fatiga rápida;
  6. aumento y sensibilidad al sondear los ganglios linfáticos regionales.

No es difícil adivinar la aparición de faringitis, por lo tanto, ante los primeros síntomas, debe comenzar a enjuagar la orofaringe, lo que reducirá la progresión de la enfermedad.

Complicaciones locales

Es imperativo tratar la faringitis, porque no es tan seguro como parece a primera vista. Las consecuencias de una forma de patología no tratada pueden ser muy diversas, desde linfadenitis local hasta sepsis, daño al corazón, riñones y articulaciones.

La gravedad de las complicaciones depende de la estabilidad del sistema inmunológico, la agresividad del factor provocador y la terapia.

Las consecuencias más graves se desarrollan con el origen infeccioso de la enfermedad.

El curso de la forma aguda de la patología puede terminar en la cronización del proceso, cuando la inflamación persiste en la garganta, pero se manifiesta en signos menos clínicos. Una persona nota una transpiración en la orofaringe, hay un deseo de tragar saliva constantemente y la sequedad también le preocupa. No se observa fiebre durante los períodos de remisión.

Tan pronto como el sistema inmunológico se debilita un poco, por ejemplo, después de la hipotermia o en el período postoperatorio, aumenta el riesgo de exacerbación de la faringitis crónica. Se caracteriza por síntomas de la fase aguda de la enfermedad.

Es posible hacer un diagnóstico analizando las características del curso de la enfermedad, la historia de la vida y los resultados del examen. Para esto, el paciente es enviado para faringoscopia y examen de material de la orofaringe.

En la faringitis crónica, la forma fúngica es especialmente difícil de tratar, lo que prácticamente no da la posibilidad de una recuperación completa.

En la faringomicosis crónica, una persona nota una mezcla de bultos blancos en la saliva, sequedad y depósitos de cuajada blanquecina en la membrana mucosa de la garganta.

Absceso periamigdalino

La aparición de inflamación purulenta en la garganta indica la génesis bacteriana de la enfermedad. Dependiendo de la localización del absceso en relación con las amígdalas, se distinguen varias formas (absceso anterior, posterior, anterior, posterior y también lateral).

Por lo general, la complicación es unilateral. Clínicamente, se manifiesta por un síndrome de dolor pronunciado al tragar en la zona de la orofaringe, que aumenta gradualmente y se extiende hasta la oreja o la zona de los dientes. Además, una persona nota:

  1. dificultad para abrir la boca;
  2. olor no placentero;
  3. aumento y dolor al sondear los ganglios linfáticos regionales;
  4. fiebre febril
  5. severa debilidad.

En el examen, la glándula se desvía en la dirección saludable, se visualiza una placa purulenta en la membrana mucosa de la garganta, hinchazón e hiperemia. El absceso se siente como un foco fluctuante.

Para confirmar el diagnóstico, se utilizan análisis de frotis de garganta y cultivo bacteriano del material.

Absceso retrofaríngeo

La supuración cubre el espacio faríngeo de la garganta (ganglios linfáticos, tejido). Sintomáticamente, la patología se manifiesta:

  • fiebre héctica;
  • severa debilidad;
  • aumento de la sudoración y la salivación;
  • Dificultad para abrir la boca;
  • intenso dolor de garganta;
  • linfadenitis regional (los ganglios linfáticos posteriores y cervicales se vuelven dolorosos e hinchados al tacto);
  • tensión de los músculos occipitales.

Además, los síntomas dependen de la ubicación del absceso:

  1. si el absceso se encuentra en la parte superior de la faringe, la persona nota nasalidad y dificultad para respirar por la nariz;
  2. cuando se forma un absceso en la región oral, hay una violación de la deglución;
  3. la aparición de un absceso en la parte inferior se acompaña de dificultad para respirar, sibilancias distantes, ronquera y dificultad para el paso del bulto de comida a través del esófago.

Las consecuencias purulentas de la faringitis se diagnostican analizando información anamnésica, quejas, examen físico con palpación de los ganglios linfáticos y diagnósticos instrumentales. La evaluación del paciente incluye faringoscopia, tomografía computarizada o radiografías faríngeas.

Para establecer la causa y el tipo de infección, se realizan análisis de frotis y cultivo bacteriano del material extraído de la orofaringe. La falta de tratamiento para los abscesos conduce a:

  • obstrucción de las vías respiratorias, que causa dificultad para respirar en una persona;
  • mediasténitis, que se caracteriza por la diseminación de pus al mediastino;
  • septicemia;
  • la formación de un foco purulento en el cerebro.

La sepsis se acompaña de la formación de focos purulentos en varios órganos (riñones, pulmones, huesos).

Afecto del oído interno

Si la infección se propaga a través del tubo auditivo, aumenta el riesgo de desarrollar eustaquitis y laberintitis. Estas consecuencias se pueden sospechar en función de los siguientes síntomas:

  1. mareo. Una persona nota la rotación de los objetos circundantes a su alrededor. El mareo en forma aguda ocurre en forma de ataques que duran desde un par de minutos hasta 3 horas;
  2. nistagmo (puede cambiar su dirección durante el curso de la enfermedad);
  3. violación de la marcha, incapacidad para mantener el equilibrio. El grado de trastorno de la coordinación puede variar desde una ligera desviación al estar de pie hasta caídas y una incapacidad total para mantener el cuerpo erguido;
  4. los trastornos vegetativos están representados por un cambio en el color de la piel, la frecuencia del pulso, los vómitos, las náuseas y la angina de pecho;
  5. discapacidad auditiva, que puede causar tinnitus o discapacidad auditiva. La pérdida de audición causada por la inflamación serosa se puede curar durante el tratamiento, que no se observa en un proceso purulento. El hecho es que el pus conduce a una fusión masiva de los receptores auditivos y a la aparición de una discapacidad auditiva persistente.

Los ataques de mareo se acompañan de náuseas, vómitos, sudoración profusa, palidez o enrojecimiento de la piel. En la laberintitis crónica, el ataque no dura más de 5 minutos.

Entre las complicaciones de la laberintitis, cabe destacar el riesgo de desarrollar neuritis del nervio facial, meningitis, absceso cerebral, mastoiditis e inflamación purulenta del hueso temporal.

Para un diagnóstico, se requiere la consulta de un otorrinolaringólogo, neurólogo y especialista en enfermedades infecciosas. El paciente es derivado para oto-, microotoscopia, computación o resonancia magnética. Además, se realiza una punción lumbar y siembra de la secreción de la oreja cuando se derrite la membrana.

Laringitis

La propagación de la infección y la inflamación a la laringe se acompaña del desarrollo de laringitis. Puede tomar diferentes formas:

  1. para catarral: caracterizado por daño a las cuerdas vocales, falso crup e insuficiencia respiratoria;
  2. La apariencia flemonosa se manifiesta por daño a los músculos, cartílagos y ligamentos de la laringe.

En el caso de la laringitis crónica, la forma catarral se manifiesta por enrojecimiento, hinchazón de la membrana mucosa y acumulación de un pequeño volumen de moco. Los procesos hiperplásicos en la laringe se acompañan de hipertrofia de la mucosa y la aparición de crecimientos en las cuerdas vocales. Con la atrofia, aparecen costras en la membrana mucosa.

En la etapa de desarrollo de la laringitis, aparecen gradualmente los siguientes síntomas:

  1. ronquera de voz;
  2. dolor de garganta;
  3. dificultad para respirar;
  4. hipertermia febril;
  5. asfixia
  6. tos seca que ladra.

Con un curso complicado, la faringitis es peligrosa porque el riesgo de desarrollar crup aumenta con el daño a las cuerdas vocales. Sintomáticamente, el crup se manifiesta por respiración dificultosa y ruidosa, dificultad para respirar cada vez mayor, piel azul, como un signo de hipoxia e insuficiencia respiratoria. Con la progresión de la patología, se unen las complicaciones del sistema cardiovascular.

Para el diagnóstico, se utilizan faringoscopia, laringoscopia, frotis, cultivo bacteriano del material y PCR.

Complicaciones sistémicas

¿Cuál es el peligro de faringitis para órganos distantes? Una de las enfermedades más graves es el reumatismo. Su desarrollo se debe a la infección del cuerpo y la reproducción intensiva de estreptococos. La inmunidad humana produce anticuerpos contra cualquier microorganismo patógeno que ingrese al cuerpo. En el caso de la infección por estreptococos, los microbios tienen partes estructurales similares al miocardio y las articulaciones.

Como resultado, el sistema inmunológico comienza a producir anticuerpos contra sus tejidos, lo que provoca inflamación autoinmune. Sintomáticamente, la enfermedad se manifiesta como angina de pecho, dificultad para respirar de origen cardíaco, taquicardia, dolor articular y erupción cutánea.

El curso prolongado del reumatismo se acompaña de la formación de defectos cardíacos, el desarrollo de insuficiencia cardíaca, arritmia y poliartritis.

Desde el lado de la piel se observa la aparición de nódulos, así como eritema anular. Para hacer un diagnóstico, se realizan un ECG, una ecografía del corazón, una radiografía de los pulmones, un análisis de frotis de garganta y análisis de sangre.

El daño articular como complicación de la faringitis puede manifestarse en forma de glomerulonefritis posestreptocócica. Cuando las bacterias ingresan al tejido renal, provocan inflamación y alteración del funcionamiento de los glomérulos de los riñones.

Clínicamente, la patología se manifiesta:

  • síndrome nefrítico, que se caracteriza por edema tisular, aumento de la presión, daño al sistema cardiovascular y aparición de hematuria;
  • dolor en la región lumbar;
  • sed en el contexto de una disminución en el volumen de orina excretado por día;
  • malestar.

Si nota los síntomas de manera oportuna y comienza el tratamiento, se restablece la diuresis diaria, disminuye el edema, se normalizan los indicadores en los análisis de orina y el nivel de presión arterial.

La progresión de la enfermedad se acompaña de insuficiencia renal, crisis hipertensivas, shock tóxico infeccioso e insuficiencia cardíaca.

El diagnóstico requiere exámenes de laboratorio e instrumentales, como ultrasonido, punción, análisis de orina y sangre.

Ahora sabe lo peligrosa que es la faringitis común, si no presta la atención adecuada a su tratamiento. En la etapa inicial, la enfermedad no representa una amenaza, es suficiente para comenzar a hacer gárgaras. Si el dolor al tragar se irradia a la oreja, el cuello o la nariz, es hora de consultar a un médico. Ignorar los síntomas conlleva graves consecuencias, que a veces pueden curarse por completo.