Enfermedades del oído

¿Qué es la eustaquitis (tubootitis)?

Uno de los problemas de oído más comunes es la tubo-otitis, una inflamación del tubo auditivo. Y aunque rara vez ocurre por sí solo, de acuerdo con la clasificación internacional de enfermedades CIE-10, la tubo-otitis se aísla como una enfermedad separada y se le asigna el número H68.0. Hay muchas razones para ello, desde el cuidado inadecuado e irregular del oído hasta la exposición a microorganismos patógenos. Con el inicio del tratamiento oportuno, pasa rápidamente sin causar complicaciones.

Causas de la enfermedad

La trompa de Eustaquio es un canal pequeño y estrecho que conecta la nasofaringe con el oído medio. Ayuda a mantener la misma presión en ambos lados del tímpano. El ancho del canal auditivo en un adulto no es más de 2 mm, por lo tanto, incluso con una hinchazón mínima, se superpone casi por completo. Esto crea un diferencial de presión que provoca una tensión adicional constante e inflamación de la membrana timpánica.

Las causas de la tubo-otitis son bastante diversas. La inflamación del tubo auditivo suele ser una complicación después de enfermedades previas del tracto respiratorio superior: ARVI, gripe, amigdalitis, etc. Los virus y las bacterias a través de la nasofaringe penetran en el revestimiento mucoso de la trompa de Eustaquio y causan inflamación. Si no se trata, continúa afectando toda la cavidad timpánica.

Otras razones que pueden desencadenar una otitis media aguda son:

  • enfermedades sistémicas como sarampión, varicela, tuberculosis;
  • reacciones alérgicas graves acompañadas de edema;
  • curvatura del tabique nasal, congénita o adquirida;
  • adenoides agrandados, pólipos y otras lesiones cutáneas.

En ausencia de un tratamiento adecuado, se desarrolla una tubo-otitis crónica, que provoca un engrosamiento de la membrana timpánica y una disminución de su elasticidad. Como resultado, la audición se deteriora y se desarrolla sordera.

Los síntomas de la enfermedad.

Incluso la eustaquitis aguda no tiene síntomas claros por los que pueda diagnosticarse de manera inequívoca. El cuadro clínico es bastante borroso, sobre todo porque, en la mayoría de los casos, la tubo-otitis es una enfermedad concomitante y no la principal. Por lo general, los pacientes vienen con quejas como:

  • pérdida auditiva repentina;
  • sensación de congestión;
  • autofonía (amplificación de su propia voz);
  • una sensación de desbordamiento de líquido en el oído;
  • mareos recurrentes;
  • ruido o pitidos en los oídos.

En el curso agudo de la enfermedad, es posible un aumento de la temperatura corporal, náuseas y dolores de oído severos. En el examen externo de la oreja, se notan enrojecimiento y protuberancia de la membrana timpánica, puede haber secreción amarillenta de la oreja.

Según la intensidad del curso de la enfermedad, la tubo-otitis es aguda y crónica, y según su localización: derecha, izquierda y bilateral. La eustaquitis bilateral se desarrolla gradualmente, cuando, con un tratamiento inadecuado o su ausencia, la inflamación pasa de un oído a otro.

Métodos de tratamiento

Dado que en la mayoría de los casos la eustaquitis es una enfermedad concomitante, en primer lugar, el tratamiento debe dirigirse a las causas que provocaron el proceso inflamatorio. Con la naturaleza infecciosa de la enfermedad, es necesario usar medicamentos antibacterianos, a menudo en combinación con medicamentos antiinflamatorios y antipiréticos.

Se obtiene un buen efecto mediante el uso de gotas nasales vasoconstrictoras, que alivian perfectamente la hinchazón. Si el edema del tubo auditivo es el resultado de una reacción alérgica, es recomendable tomar antihistamínicos. Una vez que haya pasado la exacerbación, puede conectar el tratamiento de fisioterapia: ultrasonido, electroforesis, radiación ultravioleta.

En casos graves, la tubo-otitis se convierte en una inflamación purulenta del oído medio. El pus se acumula detrás del tímpano y comienza a presionarlo, causando un dolor intenso. Para evitar que se rompa, su médico puede sugerirle hacer una punción a través de la cual fluye el pus. Esto ayuda a aliviar rápidamente el dolor y acelerar el proceso de curación. La punción se cura en unos pocos días y no afecta la audición.

En una etapa temprana, de acuerdo con el médico, puede utilizar métodos alternativos de tratamiento:

  • enterrar las orejas con tinturas alcohólicas de hierbas: eucalipto, celidonia, etc .;
  • calentar el oído con una lámpara azul o solux;
  • terapia de parafina o compresas de barro para calentar;
  • instilaciones de cebolla o ajo (turundas);
  • usando jugo o pulpa de aloe.

Sabiendo qué es la tubo-otitis, es muy importante completar el tratamiento. De lo contrario, puede provocar complicaciones graves: inflamación de las meninges, rotura de la membrana timpánica e incluso intoxicación general de la sangre (sepsis).

Si deja de tomar antibióticos de forma prematura, la enfermedad puede desaparecer temporalmente con su posterior transición a una forma crónica.

Para prevenir el desarrollo de tubo-otitis, debe:

  • cuide sus oídos de forma regular y adecuada;
  • no use hisopos de algodón para limpiarlos;
  • prevenirlos de la hipotermia, cuidado con las corrientes de aire;
  • use un sombrero en clima frío y húmedo;
  • después del baño, asegúrese de eliminar el agua con un hisopo de algodón;
  • con secreción nasal, limpie las fosas nasales una por una, y no simultáneamente.

Si, tras sufrir enfermedades del tracto respiratorio superior, aparecen uno o más de los síntomas enumerados anteriormente, por los que se puede sospechar tubo-otitis, no debe retrasar la visita al médico. El tratamiento temprano evitará complicaciones y evitará la otitis media.