Síntomas de la garganta

¿Por qué aparece placa blanca en las amígdalas en los niños?

En ausencia de procesos patológicos en los órganos respiratorios, la membrana mucosa de la orofaringe tiene un color rosa. La placa blanca en la garganta de un niño es un síntoma que indica el desarrollo de inflamación en los tejidos linfadenoides y el epitelio ciliado.

La causa de los procesos catarrales y purulentos es la multiplicación de virus, hongos o microbios patógenos.

El tratamiento de la enfermedad otorrinolaringológica debe realizarse bajo la supervisión de un pediatra después de un diagnóstico preciso.

La eliminación prematura de los focos de inflamación contribuye a la progresión de la infección y la propagación de procesos patológicos. Se pueden usar agentes antimicrobianos, antifúngicos y antivirales para eliminar la placa purulenta en las amígdalas y las paredes de la garganta.

Razones de la placa

¿Por qué aparece una placa blanca en las amígdalas en un niño?

La formación de placa es un signo del intenso trabajo del sistema inmunológico del cuerpo.

Cuando la flora patógena penetra en las lagunas de las glándulas, los neutrófilos, los fagocitos y los linfocitos T comienzan a atacarlas. Como resultado, se forma una placa purulenta en la superficie de los tejidos linfadenoides, que consiste en patógenos degenerados, detritos tisulares y leucocitos neutrofílicos.

El tratamiento tardío de la inflamación purulenta puede conducir al desarrollo de sepsis.

Con el tiempo, la consistencia del exudado purulento se vuelve más espesa y adquiere un olor desagradable. En la placa, por regla general, las células patógenas siempre están presentes, lo que provocó supuración. Por esta razón, para un diagnóstico preciso y la determinación del tipo de patógeno, el especialista toma un hisopo de la garganta para un análisis microbiológico.

Enfermedades

La placa en la garganta y las amígdalas es un signo claro de inflamación infecciosa de las membranas mucosas. Los principios del tratamiento de la patología otorrinolaringológica dependen de la ubicación de las lesiones, la naturaleza del agente infeccioso y las manifestaciones clínicas asociadas.

¿Cuáles son las causas de la placa en la garganta? La aparición de un síntoma puede deberse al desarrollo de las siguientes patologías:

  • faringomicosis;
  • amigdalitis;
  • angina Simanovsky-Vincent;
  • estomatitis; leucoplasia oral;
  • difteria;
  • quistes en las amígdalas.

Cabe señalar que los niños pequeños padecen enfermedades infecciosas con más frecuencia que los adultos.

Esto se debe a la baja reactividad del organismo y a la falta de inmunidad adaptativa que se produce al sufrir enfermedades. Si se detectan manifestaciones locales de patólogos ORL, la visita al pediatra no se puede posponer. El tratamiento tardío de la enfermedad puede causar complicaciones graves, como absceso paratonsilar, otitis media, sinusitis, etc.

Faringomicosis

La faringomicosis es una lesión infecciosa de las membranas mucosas de la orofaringe, que tiene una etiología fúngica. La enfermedad puede estar precedida de queilitis, estomatitis, gingivitis y otras patologías dentales. Los agentes causantes de la infección suelen ser hongos similares a las levaduras (Candida) u hongos (Geotrichum).

Las manifestaciones clínicas características de la enfermedad incluyen:

  • cosquilleo y crudeza en la garganta;
  • malestar general;
  • la presencia de placa blanca en la orofaringe;
  • fiebre subfebril;
  • linfadenitis cervical;
  • dolor de cabeza;
  • sensación de un nudo en la garganta al tragar.

Una franja blanca en la amígdala de un niño indica la ubicación de los patógenos fúngicos.

Muy a menudo, los patógenos se multiplican en los folículos de las amígdalas y en el tejido linfoide de la pared faríngea posterior. La enfermedad se trata con el uso intrafaríngeo y sistémico de medicamentos antimicóticos.

Un papel principal en la aparición de una enfermedad fúngica y, en consecuencia, la placa blanca en las amígdalas, se juega con una disminución de la inmunidad, que puede estar asociada con el desarrollo de ARVI.

Amigdalitis

La angina (amigdalitis aguda) es una enfermedad infecciosa grave caracterizada por daño a los componentes principales del anillo faríngeo. La patología otorrinolaringológica se desarrolla como resultado de la multiplicación de bacterias o virus patógenos, con menos frecuencia hongos similares a las levaduras. La aparición de reacciones inflamatorias se evidencia por hipertrofia de las amígdalas palatinas y edema de las mucosas de la orofaringe.

En la mayoría de los casos, la placa blanca en las amígdalas se produce debido al desarrollo de formas foliculares o purulentas de amigdalitis aguda. Las manifestaciones típicas de la enfermedad son:

  • dolor de garganta;
  • fiebre subfebril y febril;
  • agrandamiento de los ganglios linfáticos submandibulares;
  • placa fibroso-purulenta en las amígdalas;
  • síntomas generales de intoxicación.

Las manifestaciones clínicas de la enfermedad son similares a los síntomas de ARVI, sin embargo, con el desarrollo de una enfermedad viral, la hipertrofia de los ganglios linfáticos es extremadamente rara. La angina aguda se puede diagnosticar mediante estudios instrumentales, durante los cuales un especialista toma un biomaterial de la faringe para un análisis microbiológico y una prueba antigénica.

La eliminación prematura de la placa purulenta está plagada de una disminución de la reactividad del tejido y la generalización de los procesos patológicos que conducen al desarrollo de un absceso faríngeo.

El tratamiento de la patología se lleva a cabo con la ayuda de antibióticos, antisépticos en solución y medicamentos antiinflamatorios y analgésicos. Si es necesario, el niño recibe medicamentos antipiréticos y antialérgicos que reducen la hinchazón de los tejidos y facilitan la respiración.

Angina Simonovsky-Paut-Vincent

La amigdalitis membranosa ulcerosa se caracteriza por una inflamación aguda de las amígdalas palatinas, en la que se forman úlceras blanquecinas en la superficie de las membranas mucosas. El desarrollo de la enfermedad otorrinolaringológica se ve facilitado por el debilitamiento de las defensas inmunitarias, la caries dental y el traumatismo mecánico de la orofaringe. Los procesos infecciosos son provocados por dos tipos de bacterias: espiroquetas y bacilos fusiformes, que viven en la cavidad bucal de los niños sanos.

La placa en las amígdalas sin temperatura suele indicar el desarrollo de amigdalitis membranosa ulcerosa.

Las manifestaciones clínicas adicionales de la enfermedad incluyen:

  • glándulas agrandadas;
  • malestar al tragar;
  • un aumento de los ganglios linfáticos regionales;
  • salivación profusa;
  • Floración de color blanco grisáceo en el paladar blando y las amígdalas.

¡Importante! Un curso prolongado de procesos inflamatorios puede provocar necrosis de tejidos blandos.

El tratamiento de los niños se lleva a cabo principalmente con la ayuda de preparaciones tópicas.

El enjuague de la orofaringe con soluciones antisépticas y antiinflamatorias previene la propagación de la infección. En caso de ineficacia de los procedimientos de desinfección, el régimen de tratamiento incluye tomar antibióticos de la serie de penicilinas y cefalosporinas.

Leucoplasia

La derrota de las membranas mucosas de la orofaringe, caracterizada por la queratinización del epitelio estratificado, se llama leucoplasia. La formación de placa blanca se debe a la reacción de las mucosas a los efectos de estímulos exógenos o endógenos. Muy a menudo, la leucoplasia ocurre en niños que padecen reflujo gastrointestinal, en el que se arroja jugo gástrico al esófago.

Las formas erosivas y verrugosas de la enfermedad pueden causar tumores malignos en la orofaringe.

La eliminación prematura de factores irritantes puede conducir a la transformación de las áreas afectadas del epitelio mucoso y al desarrollo de cáncer. Para eliminar la placa blanca y las áreas queratinizadas de la membrana mucosa, se utilizan procedimientos de desinfección y preparaciones de terapia conservadora. El tratamiento competente previene la cronización de procesos patológicos y contribuye a la regresión de la leucoplasia.

Estomatitis

La estomatitis es una lesión de las membranas mucosas de la orofaringe con formaciones ulcerativas. El desarrollo de la enfermedad está asociado a una respuesta inadecuada del sistema inmunológico a los efectos de los estímulos exógenos. En presencia de disfunciones autoinmunes, los leucocitos comienzan a atacar las células del epitelio ciliado, como resultado de lo cual aparecen formaciones erosivas blancas en la superficie de la garganta, las amígdalas, las encías y el paladar blando.

Los provocadores de cambios patológicos en la mucosa de la orofaringe pueden ser invasiones helmínticas, gastritis, disfunción gastrointestinal, colitis, falta de higiene, duodenitis, etc.

El desarrollo de estomatitis en niños se ve facilitado por hipovitaminosis, anemia por deficiencia de hierro y quemaduras térmicas.

El desarrollo de la estomatitis viene señalado por:

  • hipersalivación (salivación);
  • mal aliento;
  • úlceras y placa blanca en las membranas mucosas;
  • sangrado de las encías.

En la mayoría de los casos, la estomatitis desaparece por sí sola en 1-2 semanas. Para acelerar el proceso de curación de las formaciones erosivas, puede enjuagar la orofaringe con decocciones medicinales a base de hierba de San Juan, caléndula, manzanilla o salvia.

Difteria

La difteria es una enfermedad poco común en la que se dañan las membranas mucosas de la laringe y la orofaringe. El agente causante de la infección es el bacilo de la difteria (bacilo de Leffler), que se transmite por gotitas en el aire. El desarrollo de la patología se indica por una intoxicación grave, en la que los niños se quejan de dolores de cabeza, malestar en la garganta, dificultad para respirar, fiebre y falta de apetito.

Las manifestaciones locales de la difteria incluyen:

  • hinchazón de la garganta;
  • hiperemia de las membranas mucosas de la faringe;
  • hipertrofia de las amígdalas palatinas;
  • placa membranosa en las amígdalas y el paladar blando;
  • agrandamiento de los ganglios linfáticos cervicales.

El bacilo diftérico daña las células nerviosas, lo que puede provocar parálisis del paladar blando, las cuerdas vocales o las vías respiratorias. En vista del complejo curso de la patología, el tratamiento de los niños se lleva a cabo en condiciones estacionarias bajo la supervisión de un especialista en enfermedades infecciosas. Es posible eliminar el agente causante de la infección en el cuerpo con la ayuda de suero antidifteria antitóxico. En caso de daño a las membranas mucosas de la cavidad bucal, está indicado el saneamiento de la orofaringe con soluciones desinfectantes. Para reducir los signos de intoxicación general del cuerpo, se prescribe la administración por goteo de una mezcla de glucosa y potasio, albúmina y ácido ascórbico.